Este año 2024, según las tradiciones yorubas, será regido por Bará, un Orisha que personifica el cambio y la transición. Bará, también conocido como Eshu, Elegbara o Exu, despliega su influencia en diversas esferas de la vida, dejando una impronta distintiva en este período. Exploraremos las implicaciones de este dominio, tanto en aspectos positivos como desafiantes.



Bará y su Arquetipo:

Bará es el mensajero divino, el intermediario entre los seres humanos y los Orishas. Representa la dualidad y la ambivalencia; puede ser caprichoso y jugar bromas, pero también despejar obstáculos y abrir caminos. Su arquetipo esencial es el del agente de cambio, que trae consigo la capacidad de transformar situaciones y revelar nuevas oportunidades.


Colores y Ofrendas:

Los colores asociados con Bará varían, pero con frecuencia se le vincula con el rojo y el negro. Las ofrendas que le son propicias incluyen tabaco, aguardiente, caramelos y elementos picantes. Estos elementos sirven como tributo y expresión de respeto hacia Bará, estableciendo una conexión espiritual.


Consecuencias Positivas:

Bará, como agente de cambio, trae consigo la promesa de nuevas perspectivas y oportunidades. Este año puede ser propicio para aquellos que buscan transformar aspectos de sus vidas, superar obstáculos y abrir caminos hacia el crecimiento personal y espiritual.


Desafíos y Advertencias:

La energía de Bará puede ser impredecible, y su influencia puede manifestarse a través de desafíos inesperados. Se aconseja la cautela en las decisiones impulsivas, ya que el cambio puede llevar consigo tanto oportunidades como pruebas. Es esencial mantener una mente abierta y adaptarse a las circunstancias cambiantes.


Perspectivas Espirituales:

Desde una perspectiva espiritual, este año puede ser propicio para explorar prácticas de conexión espiritual más profundas. La relación con Bará puede fomentar la apertura mental, la adaptabilidad y la aceptación de la dualidad en la vida.


En conclusión, el año 2024 bajo la influencia de Bará nos invita a abrazar el cambio con valentía y sabiduría. Con una comprensión consciente de sus energías, podemos aprovechar las oportunidades para crecer y evolucionar espiritualmente, siempre recordando que la adaptabilidad es la clave para navegar las mareas del cambio.